La empresa Trackter eventos especiales mantiene su
sede central en el Polígono de Hontoria aunque también tiene diferentes
oficinas en Madrid y en otras ubicaciones. Néstor Fernández es la cara visible
de una empresa que sin ser cien por cien familiar lo parece dado el nivel de implicación
y esfuerzo que realizan los 12 empleados fijos y más de 160 eventuales que de
una u otra manera forman parte de la empresa. Capaces de organizar un evento
por grande que sea en cualquier parte de España e incluso en el extranjero,
Trackter mantiene la filosofía de ofrecer fundamentalmente ‘confianza’ a los
posibles clientes con proyectos en los que puede encargarse de todo lo
necesario para que una empresa o particular disfrute de un evento especial en
el que todo salga bien.
¿Cuánto tiempo de actividad lleváis como empresa?
Empezamos en mayo de 1999. Nacimos como
una empresa dedicada a la gestión de instalaciones deportivas que era un campo
más ligado a nuestros estudios que lo que hacemos hoy en día. Gestionábamos
piscinas de verano, escuelas de sky, de tenis…
Por una serie de casualidades de la vida fuimos
derivando nuestra actividad a la organización de eventos. El de las instalaciones deportivas era un
sector muy cerrado y era muy difícil que una pequeña empresa como la nuestra
pudiera competir con otras más grandes.
Fue una maniobra arriesgada, entonces
No estudiamos nunca para ser empresarios ni hemos tenido una estrategia, nos dejamos
llevar siendo muy valientes aprovechando oportunidades. Empezamos organizando
eventos en piscinas lo que nos metió en el mundo de los
hinchables, fuimos adquiriendo más material y abriendo el abanico.
¿Y dónde está la clave de que nos haya faltado el
trabajo hasta ahora?
Es muy difícil dedicarse a
organizar eventos si no lo disfrutas, si no te gusta. Cada día vas de un sitio
para otro y es muy emocionante porque estás con gente distinta pero a
la vez es muy sacrificado en tu vida personal.
Como hemos disfrutado tanto lo que hemos hecho
siempre ha sido re-invertir el 100 por cien de los beneficios en la empresa. Eso fue
lo que nos hizo ampliar mucho material y convertirnos en la empresa más potente
del sector en toda España.
Vamos, que
podéis haceros cargo de un evento completo
Cuando te conviertes en una empresa fuerte tus
clientes te piden que ‘completes el círculo’ de alguna manera y para alguien
que te encarga un evento es muy cómodo que seas tú el que te encargas de todo.
De esa manera pasamos de organizar exclusivamente eventos relacionados con el
ocio o la animación a la parte gastronómica ( catering, minicatering…) la parte
de infraestructuras (carpas, alquiler de mobiliario); sonido, espectáculo, moqueta… Eso nos ha hecho crecer exponencialmente.
¿Y os movéis
mucho?
No hay muchas empresas como nosotros. Nos requieren desde
cualquier parte, incluso del extranjero. Hemos trabajado en Francia, Portugal o
Inglaterra. También en Abu Dhabi (Emiratos Árabes).
Tiene que haber una clave para ese éxito
Cuando vendes eventos, vendes confianza. Tu cliente se fía de que lo que tú le estás
ofreciendo es bueno. Hay veces en los
que ni siquiera ha visto el material que llevas o cómo lo has preparado. Por eso es habitual que prefieran confiar en
empresas que se lo ofrece todo, como nosotros.
También hacemos muchos ‘Roadshows’ por España,
presentando nuestros productos, muchas ferias, eventos de incentivo o formación
y grandes eventos de temática infantil.
Nos hemos especializado en cosas grandes pero nunca le hemos dicho que
no a cosas pequeñas. Somos capaces desde alquilar una mesa a un particular a
organizar eventos increíblemente grandes.
¿Es un sector muy competitivo?
Está en auge. Hemos pasado unos años muy apretados,
como todo el mundo. Antes de la crisis los eventos eran algo superfluo que se
daban por la euforia que había. Y se ha pasado a eventos con valor añadido (
formación, incentivo, reuniones de sociedades) Todo evento tiene un fin último
y está demostrado que comunican mejor que cualquier campaña de publicidad.
Y habrá que renovarse permanentemente, claro
Continuamente. Cuando empezamos no se había hecho nada
de esto. Ahora todo el mundo ha montado a caballo, hecho paintball, montado en
globo… y cada vez nos demandan más hacer
cosas nuevas, sorprender a la gente. A veces las ideas las proporcionan los
propios clientes porque les interesa o directamente lo creamos nosotros. Somos
gente muy apasionada de nuestro trabajo y a lo mejor pasamos por un sitio y
encontramos algo que nos llama la atención y lo desarrollamos.
Ahora tenemos un producto con drones, robot espía,
visión nocturna y lo creamos porque compramos uno para nuestros hijos… y le
dimos un componente de trabajo en equipo y formación y creamos una especie de
entrenamiento de policía de élite. Con tareas como entrenar a un perro policía
robótico. Cada año creamos entre cuatro
y seis productos nuevos. Nunca retiramos
uno de la cartera y van rotando.
Aquí en Segovia se os asocia mucho al ocio de los más
pequeños con vuestros famosos hinchables
Es posible, recuerdo que el primero que
compramos fue un futbolín humano. En una
visita a los Ángeles de San Rafael para la grabación de un vídeo sobre fiestas
acuáticas había allí un futbolín humano que trajeron de Barcelona en un tiempo
en el que solo los había allí y en Valencia. Nos dijeron ‘”Si lo compráis os lo alquilo a
vosotros. Y eso hicimos” No teníamos ni idea de hinchables terrestres pero nos
lanzamos.
Y ahora descubres que estás ante un mundo apasionante. La gente conoce los normales pero hay estructuras verdaderamente
impresionantes. Rocódromos de hasta 9 metros de altura, carpas hinchables,
acuáticos, hay hasta muebles hinchables. Renovamos constantemente porque nos piden los clientes mucha calidad y le damos una
rotación muy grande al material. Cada
cuatro años se renueva todo.
¿El cliente suele ser especialmente exigente cuando se
habla de ocio?
El ‘evento’ de por sí es exigente. Implica una carga
de tensión muy importante. Las cosas tienen que salir muy bien en el momento,
ni antes ni después. Para nosotros un
evento es un día más de trabajo pero para el cliente es normalmente el día más
importante del año. Eso te lleva muchas veces a cargarte con más
responsabilidad de la que te corresponde. Nos volcamos en que todo salga bien.
Aunque no tengamos la parte más importante a nuestras espaldas. Al final la
gente no sabe la implicación que tú tienes sino que estás allí y que todo ha
ido bien.
Ahora establecidos y con cierto éxito, lo de emprender
y montar un negocio se os queda un poco lejos
A veces me gustaría vender tomates porque si un año
vendes un millón, el año siguiente tienes la posibilidad de volverlos a vender.
En nuestro caso un evento nos puede dar la vuelta a la facturación de un año.
Eventos que aparecen, desaparecen, cambian de proveedor… cambia el tipo de
cliente y ya no lo tienes. Cada año arrancar de nuevo, crear estrategias, dar
la vuelta a las cosas, es un reto nuevo y es difícil porque la
competencia va avanzando, te copian…
Tienes que estar evolucionando constantemente para no
estancarte. Tienes que transmitir confianza. Luego puede no salirte el contrato
por precio, porque no encaje tu idea o por mil cosas pero no porque no
transmitas confianza.
¿Cómo es
Segovia para tener tu propia empresa o negocio?
Segovia es una ciudad muy difícil por los propios
segovianos. A la gente le cuesta mucho
darse cuenta de las posibilidades que tienen las cosas.
¿Y cómo se invierte esa tendencia?
Hay que estar ‘siempre’ haciendo cosas. La forma de
ser de los segovianos es atípica. Tenemos mucha costumbre de pensar que abrimos
un negocio y la gente va a entrar y sino entra es por mala suerte porque tú
haces las cosas mejor que nadie. No se valoran aspectos como la publicidad que no
son medibles en principio. A veces tenemos un pensamiento demasiado ‘pequeño’ y
menos global. La gente, por ejemplo, cree que haces una página web y ya está. Hay tanta
información en la red que o te publicitas o destacas o no te encontrará nadie. Y luego somos espectacularmente buenos para
criticar y quejarnos de que no nos ayudan.
¿Y las condiciones son las mejores para crear una
empresa?
La historia aquí es si queremos mejoras para los que
estamos o para los que están por venir. Los de ahora ya estamos ‘en la rueda’ y
es muy difícil sobrevivir pero emprender para los que han de venir es casi
imposible según están el sistema. Es un escollo muy duro. No sabes si vas a
ganar dinero pero cada mes tienes que pagar.
La solución bajo mi punto de vista es pagar una cuota directamente
proporcional a lo que ganas. Eso puede que supusiera que los que llevamos más
tiempo paguemos más porque nos va bien pero sería lo justo, no lo que hay
ahora. Hay tantas administraciones con
tantas competencias que al final se echan las culpas unos a otros. Los inicios sobre todo son muy, muy duros. Los
márgenes son pequeños y el esfuerzo grande
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